jueves, 26 de mayo de 2011

MARIO BUNGE

Otro ejemplo de tolerancia: es valioso lo que dice nuestro científico argentino-canadiense Mario Bunge, al defender el humanismo y la difícil apuesta que supone en las sociedades actuales. Y lo hace con un ejemplo muy elocuente: cuenta él que una mañana mientras pensaba en las virtudes del humanismo y en la conveniencia de que todos los intelectuales adhieran a él, de pronto una guitarra de un albañil paraguayo enfermo de añoranza lo distrae. Su primer impulso egoísta fue pensar “este tipo no tiene derecho a irrumpir en mi intimidad”. Pero luego recapacita, y se autorrefuta: “ese hombre no está irrumpiendo en mi intimidad. Ejercita su derecho a la ensoñación, y si me molesta es porque no he aprendido a vivir en compañía, y además porque el constructor rapaz de nuestras viviendas ni siquiera ha intentado armonizar la intimidad del vecino con la mía”. En esos momentos –confiesa Bunge- se sintió encarnando la vieja cita de un cómico ignoto que rezaba algo así como “yo amo a la humanidad, sólo que no aguanto a la gente”.

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