viernes, 13 de mayo de 2011

¡GUARDA CON UNA BUENA ARGUMENTACIÓN!

Carta del oyente “Nacho” Arteaga al programa radial “El desconcierto del domingo”, de Quique Pesoa, transmitido vía Internet.
¿El matrimonio gay es antinatural? ¿Y si fuera cierto?
Obviando las apelaciones de mala fe que hacen supuestos investigadores sobre estudios inexistentes, y las conjeturas incomprobables acerca de los efectos de este tipo de uniones en la sociedad, todo se reduce a un argumento para el cual nadie puede tener una respuesta absoluta: no es natural.
Soy de los que se inclinan a pensar que la homosexualidad es una cuestión natural. Abrevo en los testimonios de los homosexuales que conozco y que juran no haber hecho elección alguna sobre su sexualidad. Tampoco he conocido heterosexual que la haya hecho. A su vez, veo que la homosexualidad ha estado presente en toda la historia, ¡inmutable a los cambios culturales!
Las afirmaciones anteriormente expuestas no son una comprobación cabal: sólo permiten inferir que la homosexualidad es natural. Ahora, vayamos un paso adelante. ¿Y si fuera cierto? ¿Y si se comprobara que es antinatural? Suponiendo que esto pudiera llegar a comprobarse, habría que superar una pregunta esencial antes de tomarlo como un argumento válido en esta cuestión: ¿es lo antinatural algo malo en sí mismo? Podemos nombrar dos cosas completamente antinaturales que son positivas: la democracia y la medicina.
La democracia es un sistema político en el cual todos renunciamos a nuestros instintos más primitivos para lograr convivir. Deponemos nuestra fuerza en beneficio de quienes no la tienen, y aceptamos uno de los principios fundamentales en democracia que es completamente antinatural: “todos somos iguales”. En democracia todos renunciamos al mérito. Tenemos derechos comunes que no dependen de nuestra capacidad de obtenerlos. ¿¡Existe esto en la naturaleza!?
La medicina nos da la posibilidad de vivir más allá de lo que, sin intervención alguna, viviríamos. La medicina nos permite, por ejemplo, sacar el corazón de una persona muerta y reemplazar con éste el corazón defectuoso de un paciente. ¿¡Es esto mínimamente cercano a lo natural!?
Los ejemplos expuestos anteriormente no demuestran en absoluto que lo antinatural sea bueno o malo; sólo posibilitan discutir la pregunta que plantea el título de este escrito: “¿El matrimonio gay es antinatural? ¿Y si fuera cierto?”

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