Esther Díaz nos habla de temas conexos a los de Vattimo. Su artículo se llama “posmodernidad y vida cotidiana” y discurre acá sobre la novedosa “fragmentación del sujeto”: hoy somos sujetos cuyas identidades no están muy claras, y encima estamos a merced de tecnologías muy sofisticadas que pueden hacer desaparecer velozmente identidades forjadas en luchas y en reformas que costaron tanto esfuerzo. Esta situación –opina Díaz- puede ser alarmante… ¡o estimulante!
- antes, en otras épocas, todo estaba precisamente determinado y uno sabía lo que tenía que hacer (pues otros: los padres, los jefes, los profesores lo habían decidido por uno); en cambio hoy, uno mismo se puede dar la propia identidad, puede inventársela, y puede hacerlo en compañía de otras personas tan autónomas y liberadas como uno mismo;
- un ejemplo: ayer, ser “novio” suponía que un jovencito estaba sentimentalmente relacionado (incondicional y exclusivamente) con una jovencita –y sólo una- que venía a ser la “novia”; hoy, en cambio, gozamos de la libertad de proponernos múltiples formas de relacionarnos sentimentalmente, y están a nuestra disposición (hoy ustedes conocen esas formas como “onda”, “filito”, “amigo con derechos”, “amigovi@”, “tener una relación liberal”, etc.)
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