sábado, 4 de junio de 2011

NOTAS SOBRE NICOLÁS MAQUIAVELO


Por Mauricio LEBEDINSKY. El secreto de los genios. BsAs: Capital Intelectual, 2007
Florencia […] la “Nueva York del Quatrocento”. […] Allí nacieron las nuevas ideas del Renacimiento. [... Nicolás Maquiavelo]  tenía una silueta modesta, rostro delgado, ojos negros pequeños y vivos y cabeza de cuervo, precozmente desplumada sobre la frente. Su risa era nasal […] A los 20 años fue nombrado secretario de la Cancillería […] viajó muchísimo en misiones diplomáticas […] cuentan que Maquiavello era travieso, pícaro, amigo de aventuras intelectuales. Ávido siempre de discutir los problemas del momento, de meterse en el barro primordial. […]
Viroli sostiene que el florentino abordaba la política real, no los deseos […] No tenía una visión edificante del hombre […] una valoración del ser humano no idealizado es el punto de partida para la acción, para evaluar la necesaria conducta del gobernante […] se consideraba un especialista en los problemas del Estado. Sabe que allí se juegan la fuerza y el consenso, el zorro y el león. […] contaba con una especial habilidad para interpretar las declaraciones, gestos, manifestaciones, siempre a fin de comprender la política de su tiempo […] Poco antes de morir, cuenta Viroli, Maquiavello tuvo un sueño. […] Soñó que a su muerte (por ser ilustre florentino relacionado con el Papa, los Borgia y tantos otros notables) le correspondía ir al Paraíso. Iba caminando hacia allí cuando vio una multitud que analizaba los temas de actualidad y reconoció a los historiadores y políticos de la Antigüedad, entre ellos Tácito y muchos que habían sido sus maestros. Les preguntó a dónde iban y le contestaron que estaban condenados al Infierno. Maquiavelo decidió abandonar los hermosos pero aburridos prados del Paraíso y acompañarlos al Infierno, para seguir discutiendo con ellos.

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